DEL NEOLIBERALISMO AL NEORREALISMO. Por Alberto Gómez Luna.

Por Alberto Gómez Luna

La elección de Donald Trump es una más de una serie de insubordinaciones políticas espectaculares que, en conjunto, apuntan a un colapso de la hegemonía neoliberal. Entre esas insubordinaciones, podemos mencionar entre otras, el voto del Brexit en el Reino Unido, el rechazo de las reformas de Renzi en Italia, la campaña de Bernie Sanders para la nominación Demócrata en los EEUU y el apoyo creciente cosechado por el Frente Nacional en Francia. (Nancy Fraser en 2016) 

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En términos de relaciones internacionales algunos expertos coinciden en que nos encontramos en una etapa en donde predominan las teorías del realismo, o mejor dicho, del neorrealismo, aquél que se contrapone al neoliberalismo. Este neorrealismo se encuentra avalado actualmente por las potencias mundiales como China, Rusia, Inglaterra y Estados Unidos de Norteamérica y su principal interés es la lucha por la posición de poder. 

En síntesis, el neorrealismo coloca en el centro a los Estados Independientes, el motivo de sus actores es el interés nacional, la competencia, la seguridad y el poder, en contraposición a la corriente liberal o neoliberal que busca la colaboración, la ayuda mutua y la paz (a veces fallida o contradictoria). Estamos en presencia sí, del retorno del Estado, en medio de un momento muy complejo de la civilización humana. 

Las potencias mencionadas, pretenden establecer un Estado internacional de anarquía, entendido éste como el desconocimiento de las autoridades centrales que controlen a los Estados -Nación, es decir, el desmantelamiento de los organismos multilaterales, porque al decir de los practicantes de esta teoría, los Estados son capaces de gobernarse a sí mismos, sin intermediarios.

En el actual escenario, si a una potencia de corte liberal como los Estados Unidos de Norteamérica, le cuesta llevar a cabo esta instauración del neoliberalismo al neorrealismo, imaginemos lo que sufren los países en vías de desarrollo durante estos periodos de transición en las relaciones internacionales. Suelen ser periodos confusos, contradictorios y de mucha lucha interna en su sistema político. Hoy en día existe confusión en los diversos sectores de la sociedad mexicana en temas de la agenda política, económica, cultural y social interna que resienten los cambios de la política internacional, cambios que se agudizaron a partir del año 2016. 

El presidente de México, en 2019 dio por terminado el ciclo neoliberal e intenta alinear al país con la agenda del neorrealismo internacional, un neorrealismo a la mexicana. A partir de ese momento se encienden los ánimos y las pasiones. El tema generó sentimientos ambiguos que van de la alegría al enojo y el debate se origina desde la más modesta cafetería hasta el más alto nivel de dirigentes de los partidos políticos. 

El cambio está ocurriendo y aquellas instituciones y actores que ayudaron hace aproximadamente cuatro décadas a instaurar las reglas del juego neoliberal en México, son quienes se encuentran ante una gran disyuntiva: adaptarse, morir o luchar a toda costa por conservar en términos políticos, lo que está muriendo, son los tiempos del pesimismo internacional y nacional. 

En esta nueva etapa, se espera que en nuestro país camine a la par de ese nuevo ciclo en términos positivos, derivado de que somos un país en vías de desarrollo y no lleguemos tarde a la cita, como sucedió con el ciclo neoliberal a la mexicana, que se instauró lentamente debido a la confrontación ideológica en el país, tardó en llegar a su punto máximo en 2012- 2018, cuando desde 1977 las potencias mundiales habían declarado formalmente la instauración del neoliberalismo en el mundo. Ese es el gran problema de los países subdesarrollados que no están a la altura de los cambios internacionales y sus democracias son más débiles, el caso de la gran crisis en latinoamericana es muestra de ello. No importa si son gobiernos de derecha, de izquierda o de centro, la mayoría de los países latinoamericanos han transitado por las opciones ideológicas antes mencionadas, y aún, más del 30% de los latinoamericanos son pobres y el 20% son pobres extremos.

¿Por qué compiten las potencias hoy en día en esta nueva etapa?, ya lo mencionamos: por poder, seguridad e interés nacional. ¿Qué ofrece México en el actual escenario?, ¿poder económico?, ¿poder militar?, ¿petróleo?, ¿intercambio de bienes y servicios?; son respuestas que hay que responder. 

Esperamos no estar como país, a merced de la voluntad de los intereses nacionales que proclama el neorrealismo, sobre todo a los intereses extranjeros, particularmente de nuestro vecino del norte, que a la fecha, nos ha impuesto detener el flujo migratorio, construir el muro fronterizo, la firma del T-MEC y la guardia nacional, como parte del nuevo paquete neorrealista, sin oposición alguna, sólo por citar algunos ejemplos. Esta nueva etapa es quizá buena noticia para las potencias que pelean su liderazgo en el mundo con sus ejércitos poderosos, sin árbitro, como lo pretenden; lamentables como ya dijimos, para los países en vías de desarrollo, que son testigos de esa lucha por el liderazgo mundial y resisten sólo como espectadores aceptando las reglas del juego, no solo las buenas, como el Estado del Bienestar, sino las malas también, México no está exento de ello.

*Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Nayarit. 

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